MANC – RM: El Rey ante el abismo

0
-publicidad-

El Rey ante el abismo. Sin necesidad de comunicados, gallinas cloqueando tonterías ni demás Celtiberia Show, que rellenarían dos tomos más para el inimitable Luis Carandell. El Real Madrid, trece veces campeón, se enfrenta al Manchester City de Pep Guardiola en el Etihad Stadium con la misión casi imposible de remontar el 1-2 de la ida. Una ida de la que hace tanto tiempo que ya casi ni nos acordamos. Pero así es la nueva (a)normalidad.

El abismo que se abre ante el Rey de Europa no es pequeño, sino algo parecido a la Boca del Infierno de Batagaika, ese cráter siberiano que se agranda cada año. El Real Madrid comparece con su reluciente título liguero en el zurrón, pero lo hace sin Sergio Ramos, alma del equipo para lo bueno y para lo malo, y con Hazard entre algodones. Tanto que apunta a que no será titular, ocupando su carril Vinicius, con el otro costado para Asensio.

El City aplicará la receta que ya utilizó con éxito en el Bernabéu: presión adelantadísima, más aún hoy que la pareja Varane-Militao no es extraordinariamente segura sacando el balón jugado, y juego ultraofensivo: si Guardiola alinea como parece a De Bruyne, Silva, Mahrez, Sterling y Gabriel Jesús, cuanto menos hay que pensar que será harto complicado evitar que los sky blues no dispongan de alguna oportunidad clara ante Courtois.

La receta contra la presión citizen de Zidane ha sido ya probada y reprobada desde el regreso tras el confinamiento. Kroos incrustado entre los centrales, para favorecer la circulación y dar salida limpia, y Casemiro más adelantado para, a su vez, ser la primera línea de presión además de la última: al brasileño le da para eso y, por el camino, comprar el pan, recoger a los niños del cole, llevar el coche a la gasolinera y echar la bonoloto. Quien ya no tiene tanto fuelle es Modric, pero al menos desde la nueva posición de media punta, sin necesidad de esfuerzos defensivos, todavía es capaz de demostrar su alta capacitación como descerrajador de últimos pases. Valverde, a quien el parón sentó fatal, deberá esperar su turno desde el banquillo.

Con esa receta, Zidane espera poder sortear la caída, eliminar al City y aproar al Real Madrid hacia el puerto de Lisboa, que tan buenos recuerdos trae. Y encima, sería con Sergio Ramos. Demasiado bonito como para que el Madrid pueda permitirse el lujo de no dar el máximo hoy para intentar la remontada, una remontada fuera de casa que no adorna su excelente palmarés europeo.