Cien años de la primera gira del Real Madrid

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Los jugadores del Bologna y del Real Madrid posan antes del partido, el 26-12-1920
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El Real Madrid afronta el tramo final de la temporada en el habitual juego del tahúr al que nos lleva acostumbrando en los últimos años. Tras caer en la Supercopa y Copa, y con la Liga en una situación muy complicada, se juega todo a la recurrente mano de la Champions. Tras pasar las habituales crisis, bien jaleadas desde la Prensa con todo tipo de rumores, el conjunto blanco se agarra a la tabla de salvación europea ante un rival, el Atalanta, a priori no tan peligroso como otros. Una apuesta a siete partidos para la que no hay termino medio, sino como el símil taurino: puerta grande o enfermería.

El Atalanta es un rival inédito para los madridistas, tanto en partidos oficiales como en amistosos, así como la visita al Gewiss Stadium, el patrocinado actual nombre del estadio bergamasco. Éste ha sufrido una nueva remodelación para actualizar un recinto que en esta década cumplirá su centenario. Precisamente, el pasado mes de enero también se cumplieron cien años de la primera gira del Real Madrid fuera de la península ibérica, que tuvo como lugar de destino el país transalpino. Buena excusa ésta para recordar aquel primigenio viaje.

A finales de octubre de 1920, el Madrid FC estrenaba de manera oficial el titulo de Real. Éste había sido concedido por Alfonso XIII en junio de ese año, por lo cual aun no lo había usado. Ante el Racing Club de Madrid y con un empate 2-2, el Madrid pasó a convertirse en Real, en la primera jornada del campeonato regional de aquella temporada. Éste se jugaba en formato liguilla y daba paso al campeón al torneo nacional de Copa, la competición más prestigiosa, ya que en esos años no había Liga. En Madrid existía el campeonato de primera categoría, que ese año lo jugaron cuatro equipos: Real Madrid, Athletic de Madrid, Gimnástica y Racing Club. La mitad del campeonato se disputó entre octubre y noviembre, dejando el resto para después de la festividad de Reyes. Entre medias quedaba un periodo inerte que el Real Madrid aprovechó para montar una gira fuera de la península ibérica entre diciembre y enero. Hasta aquel entonces la presencia del conjunto blanco fuera de nuestras fronteras, se había limitado unicamente a viajar a Portugal en 1913 para jugar un par de partidos amistosos.

La gira, idea de un granadino

La excursión por el país transalpino es quizás la gira de la que menos información hay. Algunas veces se ha indicado que las motivaciones para viajar fue para estrenar el nombramiento de Real o incluso aprovechar la fama de la medalla de plata conseguida por la selección española en los Juegos Olímpicos en Amberes, celebrados ese mismo año. Ninguna de ambas teorías termina de quedar clara. Lo que si se sabe es que el alma mater de aquel viaje fue Natalio Rivas. Había nacido en 1894 en Granada y su padre era un conocido político que en esos momentos era presidente de la Diputación. Se conoce poco de su juventud pero si que viajó a Italia para continuar sus estudios en el Real Colegio de San Clemente, en la ciudad italiana de Bolonia. En aquel colegio español universitario trabaría amistad con otro compatriota llamado Antonio Bernabéu, a la sazón hermano de Santiago, con el cual jugaría al futbol en la ciudad italiana. Aquellas patadas al balón acabaron de tal forma que ambos se encuentran entre los fundadores del actual Bologna FC 1909.

Tras finalizar sus estudios, Rivas volvió a España al igual que Bernabéu, y ambos jugaron en el Madrid FC, aunque tan solo Rivas lo hizo de manera oficial. Rivas obtuvo el titulo de profesor mercantil y durante un tiempo fue catedrático de lengua italiana en la escuela de comercio de Madrid. Su conocimiento de lengua y del país fue vital para preparar y negociar una serie de partidos en Italia. No queda claro si fue por iniciativa suya, de la junta directiva o de qué manera, pero lo cierto es que consiguió cerrar una serie de cinco partidos. Y ademas recibió una cantidad de dinero por adelantado para viajar.

Antonio Bernabéu y Natalio Rivas, en los extremos de la imagen, formando con el Bologna.

El fútbol por aquel entonces no tenía aún la dimensión que fue adquiriendo con el paso del tiempo, por lo que las noticias solían ser escasas. Al fin y al cabo, los jugadores y el deporte eran amateurs. No está muy clara la formación del equipo que marchó a Italia, ya que según el periódico que se mire uno encuentra variaciones en los nombres. Es posible que esto sea debido a que la idea inicial de los jugadores fuera una y la realidad fuera otra, al no poder obtener estos permisos para viajar por parte de la empresa, de los padres o incluso del Ejército, según el caso. Si uno repasa las historias o libros escritos de la historia del Real Madrid tampoco encuentra mucho escrito sobre la gira. Tan solo Manuel Rosón Ayuso, bajo el seudónimo de ‘Un veterano’, hace mención de aquella excursión en su libro publicado en 1940. En Prensa el que más contó sobre el viaje fue Jose Maria Castell, que pocos años después sería el arquitecto de Chamartín. Hizo varias crónicas en las paginas de Madrid-Sport.

Solo una victoria

Entre unos y otros, y contando alguna baja de ultima hora, podemos dar como excursionistas a: Pablo Hernández Coronado, Manzanedo, Peris, Mengotti, Sicilia, Monjardín, Unanue, Escalera, De Miguel, Paco González, Torrado, Urbina, Del Campo, Victor Rodríguez, Castell y Rivas. De la lista varias curiosidades: solo iba un portero (Coronado), se llevó prestado a Escalera del Athletic de Madrid y la incorporación del desconocido Urbina, ¿quizás jugador de la Gimnástica? La expedición no fue sola y es que varios aficionados decidieron acompañar al equipo, siendo uno de ellos Juan López García ‘Juanito Balompédico’, cronista de la época y con el paso de los años presidente de la Federación Sur (andaluza) de Fútbol. De Madrid tomaron el tren hacia Barcelona para desde allí continuar hasta Turín, donde tendría lugar el primer partido en la Nochebuena de 1920. En el campo Stradale Stupinigi, casa por aquel entonces del Torino, los madridistas se enfrentaron a un combinado de Torino y Juventus, motivo por el cual jugaron estos con una camiseta celeste y pantalón blanco. El encuentro no fue bueno y el combinado piamontés superó con facilidad a los españoles, sobre todo en la primera parte. El césped estaba con barro y bastante helado y los madrileños perdieron por 4-1. Para la estadística y la historia quedara el gol de Unanue como el primero marcado por el Real Madrid en Italia. La anécdota del partido, según Castell, es que cuando el arbitro lanzó la moneda al aire esta cayó de canto al quedarse enganchada en el barro.

El equipo madridista que hizo su debut en Italia en la Nochebuena de 1920.

De Turín continuaron hasta Bolonia, donde la expedición fue recibida y agasajada en la misma estación de tren por los antiguos amigos de Rivas. El día de la festividad de San Esteban, 26 de diciembre se jugó el partido en el antiguo campo de Sterlino, y el conjunto madridista sufrió una nueva derrota, por 3-0. Al igual que en Turín uno de los mejores fue Hernández Coronado. Hubo tanta diferencia entre ambos equipos que Castell escribió irónicamente que el Madrid se dejó ganar para no afear las atenciones y la hospitalidad recibidas por el conjunto italiano. También en la bella ciudad tuvo lugar otra anécdota con los españoles. Estos recibieron una merienda por parte de un matrimonio hispano-italiano al termino del cual la mujer regaló unos claveles rojos a los jugadores. Estos agradecidos se los colocaron en sus chaquetas y salieron a pasear por la ciudad. Aquel pequeño gesto no paso desapercibido para los habitantes, quienes veían a un grupo de hombres portando un símbolo que se asociaba al movimiento socialista en unos tiempos en los cuales el fascismo estaba pujante. Advertidos de aquello Rivas opto por recomendar a sus compañeros el quitarse el clavel para evitar males mayores.

La siguiente parada del viaje fue Livorno, donde el equipo volvió a perder, esta vez por 2-0, aunque según la crónica de Castell gran culpa de ello la tuvo el árbitro con una notable parcialidad a la hora de pitar los fuera de juego de los visitantes. Tras nuevos desplazamiento en tren, y pese a las condiciones de aquellos viajes, el Madrid retornó a Bolonia para jugar ante el Nazionale Emilia al que venció por 1-4 en lo que fue el mejor partido de la gira. De allí se viajó a Genova, vía Milán, para jugar el ultimo partido ante el Genoa CFC en el por entonces llamado estadio di Via del Piano, el actual Luigi Ferraris. Ya con varios jugadores tocados o directamente lesionados, y según Castell ante un rival bastante incorrecto, los madridistas salieron goleados por 5-0. Con un balance de 4 derrotas y 1 victoria finalizaba la gira por Italia, pero aun quedaba un largo camino hacia Madrid. Casi dos días se tardó en volver a Barcelona, tras los cuales el club aprovechó para jugar sendos amistosos. Primero en Sabadell, donde se derrotó al conjunto local con un solitario gol de Paco González, y dos días después en Barcelona, ante el conjunto culé en el campo de la calle Industria. Éste resultó peor y el Madrid perdió 3-0. Tras el anexo catalán la gira llego a su termino y finalmente llegaron a Madrid con unos resultados bastantes decepcionantes.

La prensa italiana tradujo el nombre del club: el Royal Madrid.

Mosqueo por los malos resultados

Los resultados y la imagen dada molestaron. En las paginas de Madrid-Sport, la revista dirigida por Julio Chulilla (a su vez secretario del Real Madrid) se criticó abiertamente el viaje. Se reflejó que había sido más un viaje para pasar las fiestas que para dejar en buen lugar el nombre del club y del país, puesto que al ser una gira inédita para los equipos españoles parecía mas que se derrotaba al futbol nacional que a uno local. Aquel articulo denotó algo que se intuía y es que no hubo unanimidad en la directiva para autorizar aquel viaje. Los partidos pasaron desapercibidos para la prensa madrileña y pocas lineas ocuparon los encuentros, mas allá de un telegrama recibido con el resultado. En Italia se informó mas de los partidos aunque varias veces con errores, indicando mal los nombres de los jugadores o diciendo que varios de estos habían sido olímpicos en Amberes, algo falso, para realzar las victorias. El Madrid aquel año no tuvo mucha suerte y en el campeonato regional fue superado por el Athletic de Madrid, lo que le imposibilito disputar el campeonato de España. En aquella temporada, si bien fueron pioneros en viajar tan lejos y la experiencia fue buena, a nivel deportivo fue una gira mala y un resto de campaña horrible.

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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.