RM 3 – 1 LIV: Y Vinicius rompió en killer

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Fue su primer doblete con el Real Madrid. Y un partido de los que acostumbra, bullicioso, como un refresco de cola recién destapado, vertical, incisivo, un polvorillas. Dos goles de Vinicius, excelso con la muleta y letal con el estoque al fin, y otro de Marco Asensio le dieron al Real Madrid un triunfo corto, pero vital, ante el Liverpool (3-1) en la ida de los cuartos de final de la Champions. Los de Zidane se merendaron a los reds y sólo diez minutillos de despiste en el inicio de la segunda parte le dieron algo de emoción al encuentro. Pero el Madrid fue el Madrid de la Copa de Europa: a este equipo le hincas el diente y siempre hay hueso, nunca chicha.

En 1996, en Edimburgo (Escocia), los doctores Keith Campbell e Ian Wilmut lograron clonar, a partir de una célula adulta. A una oveja. La oveja Dolly. El Real Madrid debería plantearse contactarlos de manera inmediata y empeñar toda esa tesorería que dice tener disponible en Mbappé, Haaland y ponga-su-nombre-favorito-aquí en una única misión: clonar a Toni Kroos. Y asegurarse su producción indefinida. Un Toni Kroos cada diez años, por no abusar. Todos aparentemente lentos, rubitos, con cara de haberse pegado un atracón a salchichas hace un rato y de andar eligiendo qué calcetines blancos le irán mejor a sus nuevas chanclas. Pero del Madrid, para los restos.

El alemán se marcó un primer tiempo absolutamente monumental. A su ritmo, que era como tres marchas más lento que el de un partido taquicárdico en cuanto a la intensidad, que no en cuanto al juego. Presiones intensas, orden táctico. Y un rubito alemán que parecía un tractor en una carrera de monoplazas. Pero con un pie exquisito. Le costó diez minutillos, como mucho, cogerle el espacio al partido. Y a partir de ahí se dedicó a desmadejar al Liverpool a base de su habitual colección de pases de autor, todos milimétricos, ríanse ustedes de las colecciones pret-a-porter de cualquier modisto.

Un sensacional pase suyo, después de indicarle a Vinicius dónde le iba a buscar, permitió al brasileño, otro que rindió a un gran nivel (tres goles pudo marcar, embocó éste a pase de Kroos), superar a Alisson con una frialdad digna de un killer. Era el 1-0, pero el Madrid lo merecía de antes, porque estaba arrollando a un Liverpool ramplón, incapaz de hilvanar juego, y donde sólo Mané proponía cosas. Salah andaba demasiado tapado y el resto de ‘reds’ pasaban más inadvertidos que un recopilatorio de los Beatles.

Tras un penalti clarísimo sobre Benzema escamoteado, quién sabe por qué, por el VAR, y un par de ocasiones entre Karim y Vinicius que no encontraron portería, Asensio aprovechó un error grosero (después de un gran pase de Kroos) de Alexander-Arnold, funesto partido el suyo, para llevarse el balón, burlar de cucharita a Alisson y remachar a puerta vacía. Era un 2-0 que pudo ser un 3-0 en otro remate del balear. Y eso en Europa no es un tesoro, sino la isla completa, repleta de doblones y botellas de ron. Kroos había descifrado el mapa y desembarcó a los vikingos en las arenas de la tierra prometida. El Liverpool no sabía ni el color de los postes de Courtois: cero disparos.

La segunda parte comenzó, sin embargo, con susto porque era imposible que el Liverpool jugara peor: Salah, casi en la primera que tocó en el partido, marcó el 2-1 y la eliminatoria pintó en japonés clásico. Más que marcar goles, lo importante en una ida es no encajar. Y los de Zidane habían encajado. Y lo que es peor, el Liverpool tapaba mucho mejor los espacios por donde Kroos acostumbra a moverse.

El Liverpool, con ese resultado, había conseguido lo más preciado: un par de pintas templadas para pasar la noche en Valdebebas. El control del juego volvió al Madrid, pero  los reds sabían que con un segundo tanto desequilibraban tal ve la eliminatoria. Una ocasión de Benzema, otra de Mané que salvó milagrosamente Nacho y luego una contra velocísima de los blancos en la que Asensio marró un pase que parecía sencillo para Vinicius no daban respiro al encuentro. Y a pase de Modric, Vinicius, increíblemente liberado dentro del área de los reds en una jugada en la que los de Klopp perdieron un ocho contra tres defensivo favorable a ellos, anotó el 3-1 y devolvía al Madrid una jugosa ventaja que le da a los de Zidane, ahora sí, un claro favoritismo para la eliminatoria.

El Madrid merecía más. Zidane retiró a Asensio para meter a Valverde, en un claro mensaje de que había que guardar la ropa tras la travesía a nado. El Liverpool no tuvo ocasiones para reducir la desventaja y llegar a Anfield con opciones más claras, hasta que Zidane retiró del campo a un reventado Vinicius y sorprendentemente el equipo se atrincheró en la frontal del área. No pasó nada, pero conviene no confiarse. A un equipo que viste a rayas azules y granates, hace dos años, le levantaron un 3-0. Claro, que entonces había público. Mientras tanto, que vayan clonando a Kroos. Y que dejen a Vinicius de baño y masaje hasta el partido de vuelta. Que le den al Clásico. Se lo ha ganado.