LIV 0 – 0 RM: Una velita a San Courtois

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Agarrado a Courtois, a una fabulosa actuación del portero belga, Real Madrid se planta en semifinales de Champions tras arrancar un empate sin goles (0-0) en Anfield ante el Liverpool. El Madrid sufrió, mucho, tieso como la mojama durante el segundo tiempo y con mala cara en el primero, pero también dispuso de dos claras ocasiones, por medio de Benzema, para haber sentenciado la eliminatoria sin tanto sufrimiento. Para ganar la Champions hay que sudar tinta de calamar, y en la ribera del Mersey el Madrid llenó tres contenedores de líquido negro mientras le ponía una velita a San Courtois.

En tres minutos de partido, el Liverpool había mostrado todo lo que no enseñó en Valdebebas: que sabe jugar a esto y que el alma y colmillo que se le presuponían sí, efectivamente, ahí estaban. Al minuto de juego, Milner le atizó un golpazo al tobillo a Benzema que le reventó al bota. Milner no es Thiago, ni siquiera Keita, pero fue titular porque sabe cómo se juega en Europa: ningún árbitro desenfunda las tarjetas en el minuto uno de unos cuartos de Champions. Dejó su sello y delató que los reds no se iban a guardar ni un gramo de la intensidad que fue inexistente en Valdebebas.

A los dos minutos, Courtois salvó milagrosamente un remate de Salah, y un minuto después un balón se paseó sin que alcanzara rematador por el área pequeña del meta belga. Anfield estaría vacío, sufrir se iba a sufrir. Y de lo lindo. Aunque el Liverpool no tuvo otra ocasión clara hasta el minuto once, paradón de Courtois a remate de Milner. Y a los 18, Kavak remató muy alto en una jugada a balón parado. El Madrid no se había acercado al área de los de Klopp, con Milner rascando más que una sábana sucia. Y a los veinte, Benzema, en gran jugada individual que acabó en un rebote en un defensor, se estrelló contra el poste derecho de Alisson Becker, quien luego desbarató con estilo palomitero un segundo remate de Vinicius. El Madrid tenía pulso y ya estaba en Anfield. Y lo hacía sin haber encajado, que al final es de lo que se trata.

El juego se igualó. El Madrid, apoyado en su Modric-Casemiro-Kroos de las mil batallas, empezó a tener el balón y a tener posesiones largas sin que el Liverpool, con menos resuello que al principio, pudiera presionar con la misma prestancia que en el arranque, y sólo Salah, hiperactivo, parecía realmente una amenaza. Firmino era su contrapunto: un espectro incapaz de dar un pase bueno a dos metros.  Mientras, el Madrid intentaba encontrar a un Vinicius que, salvo en un tremendo sombrero a Alexander-Arnold, no andaba demasiado fino. Podríamos decir que era… Vinicius. Irregular como de costumbre.

Y cuando el primer tiempo parecía listo de papeles, y el Liverpool pedir un bote de réflex y un abanico buscando aire, los reds de repente comenzaron a hiperventilar, gracias a la cantidad de pérdidas del Madrid en campo propio en ese tramo de partido. Primero Salah y luego Firmino lanzaron por arriba del larguero de Courtois sendos remates francos. El Madrid sobrevivía, embotado en su propia área, sin poder salir, y no se sabe muy bien cómo no le hacían gol. O sí: porque es el Madrid y la Champions acostumbra a enamorarse del equipo de blanco y acaba casándose con él.

Pero el anillo hay que sudarlo. Courtois tuvo que sacar un remate de Firmino a los treinta segundos tras la reanudación, el Liverpool mordía de nuevo como si fuera una manada de lobos y los jugadores del Madrid tuvieran huesos de cocido en vez de espinilleras. Kroos estaba tapadísimo y los de Zidane sólo encontraban salida fácil con las arrancadas de un Valverde que demostró que puede ser un lateral derecho más que interesante, por su facilidad para superar líneas con su tremendo tranco, por dentro y por fuera.

Klopp echó más leña al fuego, metiendo en el campo a Thiago y a Diogo Jota, no le quedaba otra, y quitando a un centrocampista defensivo y un central. El partido podría ser una autopista para las contras blancas pero la premura apretaba a los reds, a los que se les agotaba el tiempo sin poder superar al imperial Courtois. Mientras, Vinicius, tras un sensacional pase de Valverde, vio cómo Allison le bajaba la persiana con una magistral parada uno contra uno.

Pero el Madrid seguía sufriendo, los dos equipos con el piloto de reserva parpadeando pero la necesidad haciendo que el Liverpool apurase las últimas gotas de combustible del depósito. Salah y Firmino no acertaban y Benzema de cabeza ante Allison perdonó lo que hubiera sido la puntilla de la eliminatoria a falta de diez minutos para el final. Pero el Madrid ya no sufrió mucho más: se apretó alrededor de su área (extraordinario Nacho Fernández), no dejó un solo resquicio por el que se colara el aire excepto en una ocasión de Salah que frustró de nuevo el imperial Thibaut, sacó la cabeza, olió a semifinales y allí que se plantó. Entre los cuatro mejores equipos de Europa. Espera el Chelsea, el antiguo equipo de Courtois (y de Hazard). Once atletas, que diría Guardiola. Y esa será otra batalla camino de Estambul.