El estimulante de la camiseta blanca

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Estamos en puertas de comenzar un nuevo campeonato liguero. Quizás, y dada la campaña veraniega de fichajes, sea un torneo poco atractivo para el madridismo. En lo extradeportivo quizás sea el campeonato mas interesante en muchos años, viendo los cambios en el equipo (tras la marcha del excapitán Sergio Ramos), en el eterno rival (la  salida de Messi) y los diversos frentes abiertos por el club contra la UEFA, LaLiga y un extraño fondo de inversión que pretende dar el ‘timo de la estampita’ en la competición
nacional. Antiguamente, y sobre todo para los de mi generación, el Real Madrid solía presentarse ante sus aficionados en la previa liguera con un encuentro amistoso, que mas tarde se transformó en el trofeo Santiago Bernabéu.

Aquellos eran partidos estivales bastantes propicios para que la chavaleria, gracias a los módicos precios, hiciera acto de presencia para ver a sus ídolos. El ponerse aquella camiseta blanca era probablemente el cénit, hasta ese momento, de la carrera de muchos futbolistas. Chavales o incluso hombres, que desde pequeños seguían a nuestro club, y como muchos de nosotros, fantaseaban con poder llegar al primer equipo y debutar en el Bernabéu. Muchos fueron los soñadores y pocos los elegidos. Precisamente esa camiseta blanca y ese escudo, que tanto ilusiona a la gente, dio pie una frase a que a día de hoy es una de las citas mas recurrentes para el madridismo: “Mi único estimulante fue la camiseta blanca”. ¿Pero quién y en qué contexto dijo esa frase?. Veamoslo.

La historia de Juan Gomez “Juanito” es harto conocida. Tras su paso por la cantera del Atlético de Madrid, acabó debutando con los rojiblancos en un amistoso. Aquel partido benéfico en enero de 1973, para recaudar fondos para los damnificados en un terremoto en Managua, supuso al mismo tiempo su fin en el equipo del Manzanares. Un choque fortuito con el guardameta del Benfica, a poco de finalizar el partido, supuso una grave lesión en su pierna izquierda.

Tras varios meses parado retornó al equipo, pero se encontro con un nuevo entrenador (Juan Carlos Lorenzo) con el cual tuvo algunos roces. Esto y las dudas sobre la recuperación tras la lesión, fue su salida del Atleti. Con malas perspectivas de futuro, tocó a su puerta el Burgos en el verano de 1973 y el extremo malagueño cogió el camino del conjunto castellano con una cesión, que posteriormente se convirtió en traspaso. Allí jugaría en total cuatro temporadas, logrando el ascenso a Primera y coincidiendo el ultimo año con el francés Marcel Domingo, quien ya le conocía de la estancia de ambos en el Atleti. Juanito se consagró ese ultimo año y dio el salto al Real Madrid en el verano de 1977, pese a que a Bernabéu no le gustaba la «cara de pillo» que tenia. El presidente madridista permitió su fichaje tras la recomendación de Molowny.

Damos un salto en el tiempo y nos vamos a noviembre de 1978. A comienzos de mes el Real Madrid pierde en Zurich ante el Grasshopper y queda eliminado de la Copa de Europa. De camino a vestuarios el malagueño pierde los papeles y tiene sus mas y sus menos con el arbitro alemán Adolf Prokop. Aquello le costará 2 años de sanción al extremo por parte de la UEFA. Un castigo harto excesivo. Una vez conocida la sanción Juanito declarará que que no pegó al arbitro sino que solo le insultó, algo que se hacia con los árbitros españoles y nunca pasaba nada. Noviembre será un mes malo para Juanito y continuó movido, y es que a finales del mismo llegó el derby madrileño, donde se las tuvo tiesas con varios rivales. Para colmo tras el partido hará unas declaraciones a ‘El Periódico’ en las que dirá que «todos los jugadores se estimulan cuando juegan contra el Madrid». Por aquel entonces el doping era un tema casi tabú y aquello indignó a la AFE, por cuanto ponía en sospecha al resto de jugadores. Ante el revuelo generado el propio jugador decidió no hablar mas por el momento ante la prensa, mientras que Pablo Porta, presidente federativo, le pedía públicamente que estuviera tres meses callado.

«Me drogué en Burgos»

Al final, como dijo el presidente madridista Luis De Carlos, con el tiempo se olvidó todo. Sin embargo el tema doping seguía flotando en el ambiente y el propio Real Madrid recogió el testigo. A mediados de julio de 1979 el club madridista llevó al pleno federativo la instauración del control antidoping en los partidos. La asamblea lo aprobó, pero su puesta en marcha quedó en suspenso a expensas de que se pusieran los medios adecuados para su implantación. Nuevamente el tema quedó en el olvido, hasta que llegó octubre. La Liga se paró para que España recibiera en Mestalla a Yugoslavia, en partido valedero para la Euro 80, y en estas que aparece en los quioscos la revista Don Balón con una entrevista a Juanito. El titular de portada es demoledor: «Me drogué en el Burgos».

En un cuestionario variado de 100 preguntas, que hacia habitualmente la revista, el malagueño se sinceró confesando que tomó centramina, un estimulante, durante su etapa en el conjunto castellano. Si la anterior vez, en la que acusaba de manera genérica la Federación lo dejó pasar, esta vez al ser un testimonio en primera persona, tuvo que actuar.

Juanito fue llamado a declarar a la antigua sede de Alberto Bosch y allí se explayó. Su declaración fue más el intento de poner coto a una situación que él veía mal, tras darse cuenta de los errores que había cometido en el pasado. Quería intentar limpiar esa parte del fútbol y por ello no esquivó ninguna de las preguntas de Fernando Vara del Rey, el asesor jurídico de la RFEF. Tras salir de la Federación fue preguntado por el periodista de MARCA, Raúl J. Santidrian, ratificando todo lo dicho. Recordó que las tomo por iniciativa propia y sin que el entrenador lo supiera. A la pregunta de si lo hacia en el Real Madrid, contestó incluyendo la famosa frase: «En el Madrid no se droga nadie. Somos superiores a muchos equipos y no es necesario recurrir a tales procedimientos. La camiseta del Madrid ya representa, de por sí, un estimulo».

El revuelo que se armó con aquella confesión, y como de costumbre en nuestro fútbol, acabó en nada. La RFEF llamó a declarar a otros jugadores del Burgos, al masajista e incluso al entrenador, pero todo finalizó quedando en el olvido. Pasaron los años. Juanito terminó su etapa en el Real Madrid y pasó al Málaga en el verano de 1987. A finales
de 1988, y tras diversos incidentes en los campos de futbol, tanto dentro como fuera del terreno de juego, el Senado organiza una comisión especial para investigar la violencia en los espectáculos deportivos. Dado que estos sucedían casi exclusivamente en el fútbol se llamó a varios futbolistas a declarar. Zubizarreta, Goicoechea, Hugo Sánchez, Valdano y Juanito acudieron a dependencias de la Cámara Alta a finales de noviembre. En las casi tres horas de comparecencia se habló sobre la violencia desde varios puntos. Sin embargo las conversaciones no fueron unicamente sobre ese ámbito y también se habló del dopaje.

Juanito fue preguntado y no tuvo reparos en hablar de ello: «Creo que en la sociedad existe doping y nosotros somos integrantes de la misma. Yo puedo decir abiertamente que en
algunas ocasiones me he dopado, lo digo claramente, porque he sido una de las personas abanderadas en este país para que el doping desapareciera y se hiciera un fútbol limpio en todos los aspectos». Días después se volvió a sincerar con Manuel Castillo en las paginas de ABC. Le dijo que si habló antes y ahora sobre ese tema, lo hacia obligado por sí
mismo para intentar impedir que el dopaje prosperara dada la peligrosidad para la salud. Justificó el haberlo hecho por su juventud y por la prisas de triunfar. Habló de su etapa en el Real Madrid e insistió en no haberse dopado en esa etapa volviendo decir la frase de una década anterior: «Ni yo lo he hecho siendo jugador del Madrid, ni sé de ningún compañero que lo haya hecho. El estimulante mas grande que tienen los jugadores del Madrid
es la camiseta del club». A la postre esta famosa frase fue el titular de la entrevista. Con un compendio de ambas entrevistas surgió la frase que quedó para la historia del madridismo.

Sin embargo queda la duda. ¿Fue Juanito el primero en decir algo así? De cara al recuerdo de los aficionados la respuesta es afirmativa, aunque es imposible recordar todas las entrevistas de los jugadores y saberlo a ciencia cierta. Lo que sí hemos localizado es otro jugador madridista, que entre medias de estas declaraciones de Juanito, usó palabras
similares. A finales de la temporada 86-87 el diario MARCA hizo una serie de reportajes sobre los jugadores del Real Madrid campeón de Liga. En el dedicado a Paco Buyo, uno de los fichajes de ese año, Amalio Moratalla le pregunta si esperaba que el club fuera como realmente como esperaba o le había desilusionado algo. Buyo contesta que cada día
le sorprendía para bien, tanto en lo humano como en el deportivo, el Real Madrid. Llegado a un punto dice esto: «[…] en lo deportivo, creo que enfundarte la camiseta del Madrid es como un estimulante. Con la ventaja de que se puede hacer después el control antidoping y no das positivo. La camiseta del Madrid te da fuerza, garra y casta». Esta visto que
varios jugadores opinaban lo mismo. ¿Fue casualidad o recordaba las palabras del malagueño?, es difícil saberlo. Lo que queda claro es que la camiseta de nuestro club impone, tanto para los que la portan como para los rivales. Y que siga siendo así durante muchos años.

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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.