RM 6 – 0 LEV: A París a ritmo de hat-trick

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El Madrid irá a París a ritmo de hat-trick. Manita (5-0) al ya descendido Levante (¡volved pronto!) en un partido en el que Benzema igualó a Raúl como segundo máximo goleador histórico del club, en el que Modric dio tres asistencias en el primer tiempo; en el que Valverde empotró tres remates contra los palos del equipo granota también durante el primer tramo del partido; y en el que Vinicius marcó tres goles, el primer triplete de su carrera. El Liverpool y París asoman por el horizonte, pero el Madrid rinde de tres en tres.

El partido enfrentaba al primero, y recién proclamado campeón, contra el último, que además necesitaba ganar sí o sí para mantener un hilillo de vida, tipo Prestige, en Primera. Ancelotti cumplió su palabra y medio rotó, los que no jugaron contra el Atlético esta vez sí tenían minutos. Las necesidades de uno y otro sólo se vieron sobre el césped durante un suspiro, tras el pasillo con el que el Levante recibió al Madrid. Los granota salieron dispuestos a mantener la llama de la esperanza, presionando arriba, intentando que el partido se jugase en el área de Courtois. Pero son colistas por algo.

Por su fragilidad defensiva, fundamentalmente. El Madrid avisó por medio de Benzema pero a la segunda, minuto 13, Mendy en una jugada en la que parecía que no quería marcar, encontró la red. Y el 1-0 desmadejó por completo al Levante, que desapareció del campo, imposible el milagro, que se acabe esto ya. Escribía Murakami que «en este mundo nada hay tan cruel como la desolación de no desear nada». Y esa crueldad se cebró con un equipo visitante que desapareció.

El Madrid, a placer, sin oposición, comenzó a enlazar ocasiones, Modric de maestro de ceremonias, o de jefe de sala si el Bernabéu fuera un restaurante: otra de Mendy, un centro de Vinicius que el Levante sacó casi bajo palos, un remate de Valverde al palo… Todo esto que les cuento, en apenas 180 segundos tras el primer gol madridista. Así que era obvio que tenía que llegar el segundo, y lo marcó Benzema, tras un centro de Vinicius de esos que chorrean sirope de arce mientras vuelan. La cabeza del francés no desaprovechó el dulce e igualó a Raúl como segundo mejor goleador histórico del Real Madrid, 323 goles. Por delante, sólo el cohete de Cristiano Ronaldo. A 127 goles de distancia, casi nada.

El partido estaba resuelto, y sólo podía servir de entretenimiento, de ir viendo qué rotaba y qué no rotaba Ancelotti, de tratar de discenir qué jugador del Levante se sobreponían al mazazo, se agarraban al escudo y sacaban el coraje necesario para no dejarse ir. Pero el Madrid estaba funcionando como una apisonadora, así que sin tener que apretar el acelerador, simplemente disfrutando, Rodrygo hizo el 3-0 justo después de que le fuera anulado un gol por fuera de juego. Era todo casi por aplastamiento, como el zapatazo de Valverde que rechazó Dani Cárdenas contra su larguero.

Fue encomiable, pese a todo, la intención del Levante. No funcionaba nada. Estaban descendidos. A merced de un vendaval. Y Alessio Lisci, antes del descanso, decidió hacer un doble cambio para jugar un 4-2-4, adiós al centro del campo que tenía perdido, para intentar la machada. Como en el recordado gag de Faemino y Cansado de Ricardo Corazón de León, «ya no me duele, que tengo los agujeros hechos». Pues así jugó el Levante, a la brava. A la desesperada. Pero sin rendirse.

Pero es que no servia de nada. El Madrid era un rodillo. Valverde, cosas que pasan, volvió a tropezarse con la madera antes del descanso, tres remates tres lanzamientos a los poles, hat-trick cerillero, una cosa paranormal. Y Vinicius, al filo de encarar el túnel de vestuarios para el descanso, hizo el 4-0. Era otro hat-trick, pero de asistencias. De Luka Modric, antes del descanso, en el primer, tercer y cuarto gol blanco. Era una noche de celebración por todo lo inimaginable, lo mismo hay que echarles la culpa a los que rebuscan en estadísticas por dar demasiado pocas.

La segunda parte fue otra cosa. El Madrid dejó de apretar la soga que estrujaba el cuello del Levante, los granota ya eran un cadáver, y salió un segundo tiempo de ida y vuelta, a ritmo de partido de pretemporada, sin presión ni malas intenciones. El Madrid dispuso de ocasiones clarísimas (un mano a mano de Rodrygo; un chutazo de Valverde que esta vez, oh cielos, no se encontró con un poste; un gol anulado a Vinicius), y el Levante al menos dio la sensación de que sería capaz de reconocer a Courtois en una rueda de reconocimiento, porque le vio de cerca y en un chut de Cantero a punto estuvo de hacer el gol del honor.

El Madrid, pese a todo, seguía siendo superior. Los titulares que alineó Ancelotti sabían que el segundo tiempo era un entrenamiento de activación, así que siguieron sudando, con orden. Y el quinto de Vinicius, tras un baile fredasteriano de Benzema, era algo lógico, igual que el sexto, de nuevo del brasileño, hat-trick goleador del hombre que hasta el año pasado fallaba todos los goles y que ante el Levante marcó el primer triplete de su carrera deportiva, a sus 21 años. Pero sería injusto tratar de narrarles nada futbolístico del partido, porque el Madrid no quería hacer sangre y el Levante trataba de mostrar algo de orgullo. Jugaron un rato los canteranos Peter y Gila, y Ancelotti dio descanso a Valverde, Modric y Benzema a la vez, tres de los hombres récord del partido. Ante el Liverpool el Madrid no necesitará récords, sino ganar. Y con estos tres se gana más fácil.