Liverpool-Real Madrid: no es lo que parece

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El sábado a las 21:00, cuando el balón eche a rodar en el Stade de France de Saint-Denis, París para que comience la final de la Champions League 21-22, muchos aficionados al fútbol se congratularán. Lo harán no sólo por el espectáculo, sino porque creerán que los dos contendientes en la finalísima parisina, Liverpool y Real Madrid, son dos clubes tradicionales, históricos, que se contraponen al devenir de los nuevos tiempos. A las entidades deportivas que Florentino Pérez ha decidido denominar «clubes estado» y que no son más que empresas gestionadas por multimillonarios que tienen tras de sí un ingente caudal económico. Pero no todo es lo que parece, porque tanto Liverpool como Real Madrid son, también ellos, algo muy parecido a los clubes estado aunque sus aficionados no se lo vayan a reconocer.

Para mantener esa sentencia hay que apoyarla en algo. Inicialmente los clubes estado eran aquellos cuya propiedad recaía en el Gobierno (o sus aledaños) de países del Golfo Pérsico. Emiratos Árabes Unidos con el Manchester City, Catar con el PSG. Pero debido a la guerra con Rusia, el término ha ido degenerando hasta que el discurso ha decidido que el Chelsea del oligarca ruso Roman Abramovic, dueño de Sibneft (la gran empresa siberiana del gas ruso), también era un club estado por su amistad con el presidente ruso Vladimir Putin. Según termine el affaire Tchouameni con el Mónaco, ese centrocampista francés que quiere fichar el Real Madrid, el equipo del Principado será un club estado (su propietario es Dmitri Ryboloblev, un millonario ruso sin relación con el Gobierno de su país hasta hoy) o no. Lo veremos en las próximas semanas.

En París, decíamos, se enfrentan Liverpool y Real Madrid. Dos de los tres clubes más laureados en la antiguamente llamada Copa de Europa: seis títulos los ingleses, trece los españoles. El equipo inglés, muy relacionado con el movimiento obrero de la izquierda británica. El español, tradicionalmente asociado al liberalismo de centro-derecha español, no en vano el club nació en el seno de la Institución Libre de Enseñanza. Y ambos, claro, están financiados por fondos de inversión multimillonarios americanos, en el caso del Liverpool, y norteamericanos y asiáticos en el caso del Real Madrid.

El Liverpool es propiedad de Fenway Sports Group (FSG), una multinacional norteamericana dedidaca a la inversión en deporte, que además del club británico de fútbol es dueña entre otros de los Boston Red Sox (béisbol) y de los Pittsburgh Penguins (hockey sobre hielo). FSG financió con 5,2 millones de dólares la campaña electoral de Donald Trump ante Joe Biden en 2020, cuando tradicionalmente los propietarios del Liverpool habían sido siempre ‘benefactores’ del partido demócrata norteamericano. Su interés político queda manifiesto simplemente con su interés en concurrir económicamente a las elecciones norteamericanas.

FSG es a su vez socia del fondo Red Bird Capital, el mismo que está ultimando la adquisición del AC Milan en estos días. Red Bird Capital, uno de cuyos socios principales es el jugador de baloncesto Lebron James, adquirió 700 millones de euros en acciones del Liverpool en 2021, inflando de manera artificial las cuentas para paliar los aproximadamente 150 millones de euros perdidos por el club inglés durante la pandemia.

El Madrid ‘de sus socios’… árabes

El Real Madrid, mientras, mantiene el perfil público de que el club es propiedad «de sus socios», que deciden el futuro del club. Pero mirando su porfolio la realidad demuestra que el club está financiado por países del Golfo Pérsico, principalmente, aunque en los últimos tiempos ha logrado pescar inversión norteamericana.

No es complicado encontrar la participación de los Emiratos Árabes Unidos en el club blanco a través de su aerolínea de bandera, Emirates, en la equipación madridista como title sponsor. Hace unos meses, se filtró que Qiddiya, propiedad de Arabia Saudí, negociaba para financiar el Real Madrid femenino. Asimismo, Abu Dhabi Bank, propiedad del gobierno de Emiratos Árabes, comercializa productos financieros con la marca del hoy, todavía, trece veces campeón de Europa. Asimismo, la Fundación Real Madrid mantiene acuerdos comerciales en Catar, China o Hong-Kong…

En los últimos tiempos, sin embargo, el Real Madrid ha decidido buscar financiación masiva en el mercado norteamericano, tal vez por las necesidades derivadas de la pandemia y de la reforma del estadio, obras que acumulan retrasos y sobrecostes debido a la complicada situación mundial. En 2017, el club firmó un acuerdo para ceder la explotación del patrocinio del club salvo los técnico y comercial de la camiseta (Adidas y Emirates, respectivamente) y los naming rights del Bernabéu y la Ciudad Deportiva, con el fondo norteamericano Providence. 50 millones de euros anuales hasta 2021 y se rumorea que nada más hasta 2027 para comensar las pérdidas del fondo provocadas por la pandemia. Hace unos días, el club blanco confirmó a través de sus medios oficiales la cesión de la explotación «de determinados negocios» en el reformado estadio Bernabéu a los fondos norteamericanos Sixth Street y Legends, a cambio de 360 millones de euros durante los próximos 20 años a cambio del 30 por ciento del negocio, 18 millones de euros anuales.

Todos esos acuerdos fueron realizados gracias a la intermediación de Key Capital Partners, el grupo financiero que trabaja codo con codo con Florentino Pérez en ACS desde los 80 y ahora el Real Madrid y que dirige Anas Laghrari, empresario franco-marroquí con fuertes vínculos familiares en el club. Borja Prado y Eulate, ex presidente de Endesa y actual presidente de Mediaset España, es también accionista de Key Capital y se rumorea insistentemente que tiene serias opciones de ser el elegido por Florentino Pérez para continuar con su labor cuando el máximo dirigente blanco decida dejar el cargo.

Sí, el Real Madrid es «de sus socios», pero las áreas de negocio se parcelan, se trocean y se venden a medio-largo plazo maniatando la capacidad de decisión de esos mismos socios, que hasta que no venzan esos contratos firmados ahora, sin ser consultados, no podrán contar con esos ingresos. El fútbol ha cambiado, y hasta los mal llamados clubes tradicionales, como Liverpool y Real Madrid, tienen demasiadas fichas jugando lejos del césped de Anfield y del Bernabéu, aunque las que de verdad importan al fan, las de los jugadores, se midan el sábado en París.