RM 3 – 1 ESP: Vinicius enjaula al perico

0
-publicidad-

Fue el despertador del Madrid, y esta vez para bien. Un tanto de Vinicius sirvió para enjaular a un Espanyol que tuvo unos primeros quince minutos brillantísimos en el Bernabéu, se adelantó con golazo de Joselu y acabó claudicando en cuanto el brasileño del Real Madrid se sacó el empate de la nada. Militao martilleó el segundo de los blancos antes del descanso y a partir de ahí todo fue pensar en Liverpool. Asensio remató en el alargue el 3-1 final. Sin brillo, dirán algunos (si no todos).

El Real Madrid saltó al partido con el Modo Liga conectado, que es casi equivalente al Modo Siesta pero sin mantita. El Espanyol, espoleado por un magnífico Gragera en los primeros minutos, agarró a los blancos de las solapas, les zarandeó y se puso 0-1 que bien pudo ser 0-3 si entre Militao y Courtois no hubieran desbaratado dos buenas ocasiones pericas, de Braithwaite y Darder.

Pero el que asó al grill a los pericos fue, otra vez, Vinicius. El brasileño hizo el empate en la primera aproximación real de los blancos, maniatadísimos porque Kroos y Modric juegan a paso de tortuga cuando no hay orejonas de por medio. Recogió un balón escorado a la izquierda, fue citando rivales, dejó que se le aproximaran hasta tres sin meter la pierna porque ya estaba en el área y soltó un disparo parecido a su primer gol en Liverpool, cruzado y ajustadísimo al poste, que fue el empate.

El Espanyol, que hasta entonces parecía un quebrantahuesos, se transformó en perico, buscando alpiste por los rincones porque sabía la que se le venía encima. Y se le vino, claro. El Madrid apretó, muy a su manera de esta temporada, más por avalancha que por buen juego. Rodrygo comenzó a carburar, Carvajal a incorporarse contínuamente en ataque y Tchouameni y Valverde a meterle zancada al fútbol blanco. Los de Diego Martínez desaparecieron, porque estaban completamente superados.

Que llegara el 2-1 era cuestión de tiempo, y llegó en una jugada que no le hubiera gustado nada a Rafa Benítez, porque Tchouameni centró con el exterior (tenso, medido, exactamente a la cabeza de Militao: un centro quirúrgico) y el central madridista remató de cabeza como si le hubiera pegado un martillazo a una viga. El descanso era la mejor terapia para los pericos.

Aunque tampoco sirvió de demasiado. El Madrid, con el viento por fin a favor, bajó el pistón mostrado para remontar, pero el Espanyol fue incapaz de encontrar el mismo punch que en el arranque. Sí, pudieron salir de su campo y sacudirse el dominio, pero sin crear pero más que con disparos muy lejanos y aún más desviados. Para que se hagan una idea: el partido se jugaba al ritmo que marcaba Kroos, el Kroos de la Liga.

Ancelotti vio tan plácido el partido que hasta le dio bola a Asensio y a Ceballos, que no se diga. Rodrygo se estrelló contra el larguero en un precioso lanzamiento de falta, pero es que no había mucho más que contar. El Liverpool absorbía ya todo, con el público más pendiente en remarcar a Ancelotti todos los errores de Camavinga como lateral que del partido. No, Eduardo de lateral no le gusta al aficionado madridista. Que tome nota Carletto, que ahí tiene tarea. Al menos, Nacho se marcó desde ese puesto una jugada ‘viniciana’ para que Asensio rematara el partido en el alargue. LaLiga sigue igual.