ATH 0 – 2 RM: El Madrid muestra su mano en San Mamés

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Es la primera jornada de Liga, pero el Madrid dejó en San Mamés la tarjeta de visita de lo que va a ser este equipo de Ancelotti durante toda la temporada, más allá de si vienen Kepa, Mbappé o nadie. Un físico imponente, un ritmo demoledor, una contundencia fuera de duda. El primer tiempo de los blancos en San Mamés fue descomunal y los goles de Rodrygo y Bellingham sentenciaron el triunfo (0-2) de los blancos en un estadio siempre complicado, en agosto o en diciembre.

El Real Madrid lució imponente en la primera parte. Lo cual, sin el lesionado Courtois ni el espectro de Mbappé, es mucho. Imponente en las dos aceptaciones de la RAE, «que impone» y «formidable, que posee alguna cualidad extraordinaria». La cualidad extraordinaria de este nuevo Real Madrid es que físicamente es la tuneladora de Gallardón pero hipervitaminada. Es un equipo «de atletas», como le gustaría decir a Guardiola. Un centro del campo Valverde-Tchouameni-Bellingham-Camavinga es una cosa de locos, más aún si los dos últimos rinden al nivel en el que lo hicieron en San Mamés.

 

Lo del francés de las rastas ya se vio en el final de la temporada pasada. Camavinga es un portento en casi todo lo que hace, pese a que es tan insultantemente joven (20 años) que aún tiene que mejorar más. Lo del británico, mientras, es una cosa de locos. No sólo por su presencia física, parece una gacela en una fiesta de ratones, sino porque entiende el juego: aparece cuando tiene que aparecer, en las zonas en que tiene que aparecer y ayudando arriba y abajo.

 

Excepto en un tramo inicial donde el Madrid se llevó un par de sustos tontos porque Lunin y Fran García no conseguían darle fluidez a la salida de balón, los de Ancelotti fueron un muro: el Athletic no creó ni una sola ocasión en el área madridista. Poco a poco, como Darth Vader asfixiando comandantes con la mano, el Real Madrid fue juntando el índice con el pulgar, ahogando a los de Valverde. Y en nueve minutos ahogó al león del Botxo. Primero con un punzante Rodrygo, que cuando encontró su espacio en punta supo desbaratar a la defensa de los de Valverde, y luego con un gol de vaselina de Bellingham, no se sabe si demasiado queriendo o demasiado sin querer, pero gol al fin y al cabo.

Lesionado Militao

El Athletic, triple cambio al descanso, tocó a rebato en el segundo acto, pero el Madrid siguió estando extraordinariamente serio en defensa. Serio y contundente. Y eso que Militao se lesionó en la rodilla derecha con muy mala pinta nada más salir de vestuarios, tras el varapalo de la rotura del cruzado de Courtois otra lesión grave en el Madrid sería un auténtico drama. Aún sin el brasileño y con Rudiger, y con un Athletic desmelenado, la puesta en escena de los de Ancelotti fue muy buena, pese a que Vini no tuvo su día excepto en una jugada en la que sí fue él, el que todos conocemos. De cómo se acople a este 4-4-2 en diamante dependerá buena parte de la suerte del Madrid este curso.

En esa etapa de algo más de agobios, fueron Alaba y Tchouameni los que defensivamente mostraron su poderío y contundencia, con Valverde dando aire al equipo con su ida y vuelta. El Madrid ya no tenía tanta presencia en ataque, Ancelotti tiró de los suplentes Modric y Kroos (no titulares en San Mamés, una idea de por dónde van a ir los tiros esta temporada al menos en LaLiga) y el Madrid ganó presencia ofensiva, pero es que tampoco le hacía falta mucho más. En esa exhibición del primer acto expuso sus cartas en la mano barajada para esta temporada. No lleva malas cartas, no.