La carambola del tres en los Real Madrid-Celta de los 40

Viejo Chamartín, Metropolitano y Nuevo Chamartín. Quincoces, Albéniz y Keeping. Victoria, empate y derrota. Tres partidos consecutivos de Liga del Madrid ante el Celta con tres historias muy diferentes.

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Simón sale a despejar de puños mientras Barinaga, en el suelo, y Pruden buscan el balón en un Real Madrid-Celta de la temporada 1945-1946
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La historia de los Real Madrid-Celta de Liga se resume fácilmente: victoria madridista. El conjunto vigués puede ‘presumir’ de un triste récord: estar 50 años sin ganar en Liga en Chamartín, los que transcurrieron desde 1948 a 1998. Si bien y en honor a la verdad no jugó todos esos años en Primera División, si llegó a jugar treinta temporadas en la élite durante ese periodo. En dicha travesía por el desierto el Celta tan solo fue capaz de empatar dos veces: 1-1 en la temporada 50-51 y 0-0 en la temporada 76-77, mientras que el resto de visitas se saldaron con derrotas. Tal fue la diferencia entre ambos equipos que el Celta sólo consiguió marcar en ese periodo trece goles en las 28 victorias blancas. La superioridad blanca no solo fue liguera, sino que en esos años el Celta tampoco fue capaz de ganar en las cinco eliminatorias de Copa que jugaron, con un balance de cinco victorias madridistas con 17 goles a favor y 1 en contra. Ni tampoco en los cuatro amistosos jugados en la década de los 60, todos saldados con victorias madridistas.

Hoy vamos a recordar tres de estos partidos consecutivos, a los que los une un caso curioso, la carambola del tres: tres visitas consecutivas del Celta en las cuales el Real Madrid jugó como local en tres estadios distintos, cada uno de ellos con un entrenador distinto y en tres partidos que finalizaron con tres resultados diferentes (victoria, empate y derrota).

31-3-1946: Último partido de Liga en el Viejo Chamartín

Estamos en la ultima jornada del campeonato liguero de la temporada 45-46, donde ni Madrid ni Celta se juegan nada. Los blancos estaban a seis puntos del liderato del Sevilla, en parte por un mal comienzo de segunda vuelta liguera, donde en los primeros nueve partidos tan solo fueron capaces de ganar uno de ellos, por 4-0 al Castellón. El Celta por su parte estaba salvado, por lo cual el partido era un mero trámite. El pensamiento de los aficionados estaba más en la Ciudad Condal, donde Barcelona y Sevilla, en Las Corts, se juegan el título de Liga.

Cartel anunciador del Real Madrid-Celta, última jornada de la Liga 45-46.

A las 16:30, en el campo de la Carretera de Maudes, el mítico defensa blanco y en ese momento entrenador madridista Jacinto Quincoces formó de inicio con Bañón, Corona, Clemente, Moleiro, Alsua, Huete, Ipiña, Teran II, Elices, Barinaga y Pruden. Mientra que por parte celtiña juegaron Simón, Leonardo, Tito, Cons, Yayo, Sabina, Roig, Muruaga, Pahiño, Retamar y Venancio. Un comienzo de partido prometedor con ambos equipos batallando, pese a que el Celta alineó a varios reservas, se truncó en el minuto 15 de partido cuando, como refleja la imagen que ilustra esta entrada, en un balón bombeado en el área saltan Pruden y Simón, portero celtiña, y pisotón del delantero madridista deja cojeando al portero vigues, quien tiene que retirarse en el descanso y su puesto en la meta es ocupado por Retamar, el interior derecho vigués. Recordemos que por aquel entonces no estaban autorizados los cambios por lo cual el Celta jugo toda la segunda parte con diez hombres. Durante el resto de la primera parte el partido siguió igualado hasta el limite del primer tiempo, donde Pruden de cabeza adelantó al Madrid. Ya en la segunda parte, pese a que tampoco el Madrid realizó un gran juego, la balanza se inclinó por parte madridista y se sucedieron cinco goles mas: Yayo en propia puerta, dos goles de Barinaga y otros dos de Pruden dejaban el marcador en el 6-0 final.

Se da la circunstancia que este seria el ultimo partido liguero jugado en el antiguo Chamartín debido a las obras adyacentes del nuevo estadio madridista. Tras el cierre de la Liga, que acabo ganando el Sevilla tras empatar 1-1 en Las Corts ante el Barcelona, el Madrid jugaría aún tres eliminatorias de Copa en Chamartín, ante Ferrol, Celta y Alcoyano, para finalizar el 15 de mayo con un amistoso ante el Málaga que puso el broche final del estadio de Chamartín.

17-11-1946: Destierro en el Metropolitano

La nueva temporada liguera comienza con el Real Madrid teniendo que jugar fuera de su estadio, por lo que la opción elegida fue hacerlo en el Metropolitano, con capacidad suficiente para albergar a los socios madridistas. Éste, que era el estadio del Atlético de Madrid, se encontraba por aquel entonces ubicado a espaldas de la Avenida de Reina Victoria. Curiosamente este estadio había sido realizado por el arquitecto José Maria Castell, histórico jugador, capitán y directivo del Real Madrid, además de arquitecto del antiguo Chamartín. Para el Real Madrid jugar allí no le era desconocido, llevaba siendo hogar del Atlético de Madrid desde 1923 e incluso había sido el encargado de reinaugurarlo en febrero de 1943 en un amistoso ante el por entonces llamado Atlético-Aviación. Hay que recordar que el estadio se encontraba muy cerca de la Ciudad Universitaria y fue seriamente dañado durante la Guerra Civil. Durante toda esta temporada y parte de la siguiente, será el terreno de juego donde disputara el Real Madrid sus encuentros como local, puesto que para que las obras del nuevo Chamartín siguieran adelante hubo que derribar el antiguo estadio. De aquella anómala temporada ya hablamos hace unos meses en Soy Madridista.

Nos encontramos con un cambio de técnico en el banquillo blanco, Quincoces, que pasaba a ocupar el cargo de delegado de fútbol en la Junta directiva, dejaba paso al eibarrés Baltasar Albéniz como entrenador blanco. Será en la 9ª jornada, con un Madrid líder, cuando recibe a un Celta entrenado por otro histórico madridista: Ricardo Zamora. El gran portero barcelonés también se estrenaba esta temporada en el banquillo vigues, tras estar dirigiendo durante siete años al Atlético-Aviación con el cual gano las dos primeras Ligas disputadas tras la guerra.

Zamora, entrenador del Celta, y Jacinto Quinconces, delegado de fútbol del Real Madrid.

Albéniz forma esa tarde con Marín, Querejeta, Corona, Pont, Ipiña, Terán II, Alsúa, Barinaga, Pruden, Belmar y Vidal, mientras que Zamora lo hace con Simón, Mesa, Salas, Muñoz, Leonardo, Alonso, Retamar, Hermida, Muruaga, Aretio y Roig. Muy pronto se pone el partido de cara al Madrid, ya que a los cinco minutos una jugada entre Pruden y Vidal acaba con un remate de éste que rechaza Simón desde fuera de su puerta, pero Pruden recoge la pelota impulsándola hacia la meta donde Simón vuelve a rechazar. El árbitro entendió que tras sobrepasar la linea de gol, ante el enfado visitante. La fotografía bajo estas líneas es, precisamente, de esa jugada.

La jugada del gol fantasma concedido de Pruden ante el Celta, captada por Zarco.

Poco después una falta cometida sobre Barinaga dentro del área propició el 2-0 madridista, obra de Corona, y al poco de comenzar la segunda parte llegó el 3-0, obra de Alsua. Parecía el partido finiquitado y sin embargo nada mas lejos de la realidad, ya que este tercer gol espoleó al Celta, quien un minuto después acortó distancias por medio de Hermida. El encuentro adquirió tonos de emoción, incertidumbre y en algunos momentos de suciedad: Belmar en un avance cae al suelo lesionado momento en el cual el foráneo Salas le pisa la cara. Gran bronca del publico ante tan antideportivo gesto que no se traduce en expulsión. Belmar por su parte abandona por su parte el terreno de juego momentáneamente para volver mas tarde con el rostro cubierto de esparadrapo.

Al filo de la mitad de la segunda parte un nuevo avance celtiña acabó con un balón bombeado por Retamar sobre la meta de Marín, quien no pudo hacerse con el balón. Este gol terminó por hundir al Real Madrid quien no levantó cabeza y quedó a merced de las acometidas del Celta logrando estos finalmente empatar por medio de una remate de cabeza de Hermida a falta de tres minutos para el final. No solo eso, sino que poco después Querejeta salva un gol cantado tras remate de Retamar. Cuando el arbitro pitó el final, el Madrid pudo dar gracias por el empate 3-3 tal y como se había desarrollado el juego en esta segunda parte.

Cartel anunciador del Real Madrid-Celta en el Metropolitano.

A la salida del vestuario blanco, los locales no fueron muy locuaces, Albeniz se quejó de la dureza de los jugadores visitantes: «[…] y también la leña que dieron. Y si no, fíjate que manera de trabajar el medico«, mientras que el cancerbero Marín, al que muchos culpaban de uno de los goles vigueses, se defendía: «Así no puedo jugar. No vuelvo a salir, porque con tantas inyecciones en la semana es imposible. No fui yo solo culpable, aunque he de ser el blanco de las criticas en esta ocasión» mientras exhibía su hombro agujereado de los pinchazos de los calmantes. En el vestuario visitante, Zamora estaba molesto: «A pesar de los árbitros…[…] el primer tanto dicen los jugadores que no entró. No puedo afirmarlo por encontrarme lejos. Pero si a esto se añade el penalti en circunstancias que todos presenciamos creo que podría hablar del perjuicio que nos hizo el árbitro«. Como decía José María García, división de opiniones en cuanto al arbitro, unos se acordaron de su madre y otros de su padre.

Tras el empate y la victoria del Atleti en Murcia, el Madrid dejó de ser líder en solitario para posteriormente comenzar una mala racha con la que acabó finalizando la Liga en séptima posición, una de las peores clasificaciones de su historia. De este partido también queremos recordar la presencia en las filas viguesas de un castizo nacido en el Barrio de Salamanca, que salió de la capital para poder triunfar, futbolisticamente hablando, y adonde retornó por la puerta grande en 1948 para no salir de ella hasta 1974. Hablamos de Don Miguel Muñoz Mozún.

Pahiño y Miguel Muñoz, durante su etapa en el Celta.

01-02-1948. Un estadio de Primera… ¿para un equipo de Segunda?

El pésimo final liguero de la temporada anterior se arregló en parte con la victoria en la Copa del Generalísimo. Ferrol, Betis, Castellon y Athletic de Bilbao anticiparon la final en Riazor ante el Español, que se saldó con dos goles de Vidal y Pruden en la prorroga. Pese al titulo obtenido, la segunda Copa consecutiva, de cara a la siguiente temporada hubo relevo en el banquillo, al cual volvió Jacinto Quincoces mientras que Albéniz pasaba a encargarse de la parcela física de la plantilla.

El Nuevo Chamartín, acogiendo el primer Real Madrid-Celta de su historia.

La temporada es pésima. En la primera vuelta el Madrid sólo consigue ganar cuatro partidos como local finalizando la misma más cerca del descenso que del título. El estreno oficial del nuevo Chamartín se salda con victoria por goleada ante el Athletic de Bilbao, pero no es más que un oasis en mitad del desierto. Las dos primeras jornadas de 1948 se saldan con una derrota en El Collao ante el Alcoyano (2-1) y otra ante el Gimnástico de Tarragona en Chamartín (1-3) quedando el equipo a tres puntos del descenso. En tales circunstancias los comentarios de los castizos señalaban que el club tenia un campo de Primera para un equipo de Segunda. Se golea en casa al Sabadell (4-0) como paso previo a viajar a Las Corts para enfrentarse al Barcelona, que esta a cinco puntos del liderato. Una mala primera parte de la defensa blanca deja sentenciado el partido y pese a jugar una muy buen segunda parte pierde 4-2. El equipo se sitúa a dos puntos del descenso a falta de nueve jornadas para el final. Durante la semana posterior al partido salta la noticia, el 28 de Enero llega a Madrid Michael Keeping, un exjugador ingles con mas de 400 partidos a sus espaldas entre Southampton y Fulham, como recambio para el banquillo blanco. Debutaría ante el Celta.

Michael Keeping, nuevo entrenador del Real Madrid.

Dado que no hablaba español, desde el comienzo tuvo que hacer de traductor el jugador madridista, Sabino Barinaga, quien durante la Guerra Civil estuvo estudiando en Inglaterra y jugando al fútbol en el Southampton, de donde ficho por el Real Madrid. Para el que quiera conocer a este jugador, puede leer el reportaje que le dedicamos hace unos meses.

En una tarde de temperatura agradable, Mr. Keeping debutó con Bañon, Barinaga, Corona, Moleiro, Ortiz, Pont, Macala, Rafa, Gallardo, Molowny y Vidal mientras que Ricardo Zamora salio con Simón, Mesa, Caviño, Alonso, Muñoz, Yayo, Retamar, Hermida, Pahiño, Aretio y Vazquez. Unos primeros quince minutos de decisión, ganas y presión madridista sobre el Celta dieron sus frutos, con un centro de Macala que remató Molowny para poner el 1-0 en el marcador. A partir de ese momento, el Madrid entró en un bache del cual se aprovechó el Celta para empatar por medio de Aretio y adelantarse con un gol de Hermida al filo del descanso. La segunda parte fue un calco de la primera, y a excepción del gol madridista, al equipo le falló la forma física y el buen juego, lo que aprovechó el Celta para marcar dos goles mas por medio de Pahiño. Con un 1-4 en el marcador se llego al final, lo que unido al resto de la jornada dejaba al Madrid antepenúltimo.

Keeping, en el banquillo, entre Albéniz (preparador) y Echániz (delegado).

Pese a la clasificación, Mr. Keeping no veía las cosas tan mal y por medio de Barinaga así se expresaba:

– Me ha gustado el Celta. Todos sus hombres han jugado con mucho ardor y enorme velocidad.
– ¿Y el Madrid?
– Mas lento. Los contrarios fueron a la pelota con mayor decisión. Pero todo se arreglará.
– ¿Usted lo cree así?
– Porque lo presiento, lo afirmo. El Madrid pese a la derrota me ha gustado. Tiene hombres con clase. Como aún faltan muchos partidos, todo tendrá solución. Si hoy se ha perdido, se puede ganar el próximo domingo.
– ¿Quien le ha satisfecho de todos?
– El publico me ha causado una impresión magnifica. Desconocía el carácter español y sus reacciones. Me agradó el ver como aplaudían al Celta cuando por mejor juego se impuso a mi equipo. Y ello dice mucho en favor de la afición de la capital de España.

Pero el resto de la Liga no fue mejor. En la siguiente salida a San Sebastián se empató y una semana después se perdió en casa contra el Sporting: penúltimo a falta de seis jornadas para el final y con grave riesgo de descender a Segunda. En los restantes partidos tampoco mejoró mucho y el Madrid tuvo que acudir a la ultimas dos jornadas para poder salvarse, perdiendo primero en San Mames y ganando al Oviedo en casa en la ultima jornada, finalizando la Liga empatado con el antepenúltimo.

Como ya comentamos al principio del reportaje, después de esta temporada el Celta no volvió a ganar al Madrid en la capital hasta 50 años después, en noviembre de 1998, cuando en un gran partido venció 1-2 al Madrid y eso que Suker pudo evitarlo si no hubiera fallado un penalti a falta de 15 minutos. Pero esta es otra historia que ya contaremos en su día.